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FELICES LOS CATEQUISTAS POBRES

 

que viven la austeridad

y dan testimonio de desapego

de las cosas materiales.

 

Felices,

si ponen sus recursos

al servicio de la gente

 

Felices,

si dan su tiempo generosamente

y sin especular.

 

Felices,

los que no se ciegan

con la sociedad de consumo,

los que no pactan con el lujo,

el confort y la comodidad.

 

Felices,

los que desde su pobreza luchan

por la promoción del hombre.

 

Felices,

los que asumen que Jesús

fue pobre y con Él comparten

su opción preferencial

 

Felices,

los que en el hablar, en el vestir

en el caminar y en las cosas de todos los días

viven su pobreza con coherencia y alegría.

 

Porque serán el verdadero rostro

de Jesús y signos vivos del Reino,

que ya está entre nosotros.

 

Porque ellos descubrirán lo esencial

de las cosas y el sentido de la vida.

Porque llevarán con su vida

el anuncio del auténtico evangelio

 

Felices los catequistas pobres

Porque de ellos es el Reino de los cielos. 

  Amén

BUSCANDO A DIOS

 

Buscando a Dios descubrimos,

con sorpresa y alegría,

que el corazón es el camino

más seguro de comunión

con todos los hombres

y con todas las cosas.

El corazón, para nosotros,

es el espacio del amor

más grande y universal,

porque en él habita

Dios que es amor.

Amén

Cuando no sepas qué hacer con tu hijo “acarícialo”

CREDO DEL CATEQUISTA

 

CREO que yo catequista necesito

estar unido a Cristo como los sarmientos a la vid

CREO que Dios me eligió

para ser luz del mundo y sal de la tierra

CREO que es el Espíritu Santo el que catequiza

a través de este humilde instrumento que soy yo

CREO que Jesús me muestra el camino

para que realice un diálogo de salvación

entre Dios y el catequizando

CREO en la promesa de Jesucristo:

donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre,

yo estoy presente en medio de ellos

CREO en la promesa del Señor:

No temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes,

porque yo soy tu Dios; yo te fortalezco y te ayudo,

yo te sostengo con mi mano victoriosa.

CREO que es posible vivir evangélicamente

en un ambiente de verdad, paz, justicia, comunión y participación entre los hombres

CREO que como catequista estoy llamado

a reclamar y defender los derechos del pobre,

del oprimido, del que sufre…

porque el Evangelio es anunciado a los pobres

CREO que el Reino ya está presente en nosotros

y que urge anunciarlo a los hermanos

CARTA DE UN HIJO A TODOS LOS PADRES DEL MUNDO

 

No me des todo lo que te pida.

A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo tomar.

No me grites.

Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí tam­bién y yo no quiero hacerlo.

No me des siempre órdenes.

Si en lugar de órdenes me pidieras las cosas, yo lo ha­ría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas buenas o malas;

si me prometes un premio, dámelo; pero también si es castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana.

Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir; si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que tengo que hacer,

decídete y mantén esa decisión.

Déjame valerme por mí mismo.

Si tú haces todo por mí, yo nunca podré apren­der.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro.

Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.

Cuando yo hago algo malo,

no me exijas que te diga ‘por qué’ lo hice, a veces ni yo mismo lo sé.

Cuando estés equivocado en algo, admítelo.

Crecerá la opinión que tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos,

ya que porque seamos fa­milia, eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa y tú no la haces.

Aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

Enséñame a amar y a conocer a Dios.

No importa si en el Colegio me quieren en­señar, porque de nada vale si veo que tú ni conoces ni amas a Dios.

Cuando te cuente un problema mío,

no me digas ‘no tengo tiempo para boberías’ o ‘eso no tiene importancia’. Trata de comprenderme y de ayudarme.

Quiéreme y dímelo.

A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesa­rio decírmelo.

 

(De “Recetas para ser feliz”, Esquiú Color, 1982)

CREDO CATEQUISTA
CARTA HIJO

HAY UNA MUJER…

     Hay una mujer que tiene algo de Dios por la in­mensidad de su amor y mucho de ángel por la incan­sable solicitud de su cuidados.      Una mujer que siendo joven tiene reflexiones de anciana y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud.

     Una mujer que si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más aciertos que un sabio y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños.

     Una mujer que siendo po­bre se satisface con la felicidad de los que ama, y sien­do rica, daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.

     Una mujer que siendo vigorosa se estremece con el gemido de un ni­ño y siendo débil se resiente a veces con la bravura del león. 

     Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvi­dan, pero después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios...

     De esta mujer no me exijáis el nombre, si no queréis que empape de lágrimas vuestro álbum, porque ya la vi pasar por mi camino. 

     Cuando crezcan vuestros hijos, leedles esta página y ellos os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado para vos y para ellos el retrato de su madre.

 

Monseñor Jara

MUJER

ORACIÓN DE LA MAÑANA

Dejado ya el descanso de la noche,

Despierto en la alegría de tu amor,

Concédeme tu luz que me ilumine

Como ilumina el sol.

 

No sé lo que será del nuevo día

Que entre luces y sombras viviré

Pero sé que, si tú vienes conmigo,

No me fallará mi fe.

 

Tal vez me esperen horas de desierto

Amargas y sedientas, más yo sé

Que, si vienes conmigo de camino,

Jamás yo tendré sed.

 

Concédeme vivir esta jornada

En paz con mis hermanos y mi Dios

Al sentarnos los dos para la cena

Párteme el pan, Señor.

 

Recibe Padre Santo, nuestra oración 

Amén

MAÑANA

ORACION DE LOS PADRES

 

Aquí estamos, Señor, los padres de los chicos

que tienen catequesis este año.

Te pedimos el favor de poder acompañarlos

en este proceso tan importante para sus vidas...

Te pedimos que nos hagas amigos de ellos para siempre a través de esta actividad común...

Te pedimos también que nos hagas amigos a nosotros, los padres; para que todos, en la gran familia de la Iglesia, sepamos ser ante el mundo, testigos de tu amistad que nos da la Vida.   Amén

SEÑOR, YO DORMIA

 

Señor,

yo dormía y soñaba

que la vida era alegría.

 

Desperté

y vi

que la vida era servicio.

 

Serví y vi

que el servicio era alegría.      R.Tagore

DORMÍA

MARIA…

María de la Unidad…

Enséñame a buscar caminos de semejanza

y no obstáculos que nos diferencien.

María de la Esperanza…

Ayúdame a descubrir la luz del horizonte

y no quedarme en la oscuridad que me rodea.

María del Silencio…

Dame un poco de tu capacidad de escucha

y hablar sólo para decir lo necesario.

María del Abandono…

Vacía la caja de mi corazón

para poder colmarlo con tu Hijo.

María de la Fidelidad…

Muéstrame día a día mi miseria

para que nunca olvide que nada soy sin Él.

María de la Fe…

Enséñame a aceptar su voluntad

sin preguntar por qué, cómo y para qué.

María del Amor…

Enséñame a amar a tu Hijo

con la gratuidad de tu entrega.

María de la Cruz…

Haz que sea capaz de aceptar el dolor

con el gozo de saber que es necesario morir,

para vivir.

María de la Noche…

Ayúdame a descubrir en la oscuridad,

las estrellas que de día son imposibles de encontrar.

María del Adviento…

Transforma lo cotidiano

en una espera gozosa de lo eterno.

María, Madre…

Ayúdame a engendrar día a día

la posibilidad de morir a algo más de lo mío,

para vivir un poco más de lo tuyo.

 

PATO  ITURBE

patocarman@yahoo.com.ar 

MARÍA

HIJO MÍO

Hijo mío, que estás en la tierra, preocupado,

solitario, tentado

yo conozco perfectamente tu nombre

y lo pronuncio como santificándolo,

porque te amo.

No, no estás solo, sino habitado por Mí.

Y juntos construiremos este Reino

del que tú vas a ser heredero.

Me gusta que hagas mi voluntad

porque mi voluntad es que vos seas feliz,

ya que mi gloria es que el hombre viva.

Cuenta siempre conmigo,

y tendrás el pan para hoy.

No te preocupes, solo te pido

que sepas compartirlo con tus hermanos.

Sabes que te perdono todas tus ofensas,

antes incluso que las cometas,

por eso te pido que hagas lo mismo

con los que te ofenden a vos.

Para que nunca caigas en la tentación

agarráte fuerte de mi mano y yo te liberaré del

mal, pobre y querido hijo mío.

SER CATEQUISTA

 

Ser catequista es despertar cada mañana
con los oídos atentos a la Palabra
y con los ojos en la realidad.

Es dejar penetrar la luz y la fuerza del Espíritu
para reflejarlas en nuestra mirada
y mostrarlas en nuestra actividad.

Es vivir gozoso de haber sido elegido y enviado
a sembrar la Palabra de Dios.

Es sentir como Jesús sentía,
conmoverse y comprometerse
con la necesidad del otro.

Es ser arcilla fresca y maleable 
a la voluntad del Padre.

Es aceptar los desafíos,
porque imposibles no hay
cuando la presencia de Dios se puede palpar.

Es vivir ya la alegría de resucitar,
porque Cristo ya lo hizo
y está esperándonos. 

(parafraseando a Sergio Sordini)
 

CATEQUISTA

YO CONFIESO

Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado  mucho: de pensamiento, palabra, obra y omisión. 

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. 

Amén.

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