
Catequesis Misionera
ETAPAS DEL TRABAJO GRUPAL
Según los conceptos de Psicología Social se puede identificar tres fases en todo trabajo grupal. Se menciona una etapa de pre-tarea, otra de tarea y finalmente, la etapa de proyecto.
Durante un encuentro de catequesis estas etapas están presentes y en constante movilidad debido a que están implicados los sentimientos, las ideas y las experiencias de los integrantes del grupo.
La pre-tarea corresponde al momento en que en el acontecer de un integrante o de un grupo surge una marcada resistencia a la realización de la tarea propuesta. Durante esta etapa el grupo se vuelve improductivo y se observan conductas de escape, de cansancio, de indiferencia, etc. La pre- tarea puede darse en cualquier etapa del proceso grupal, al inicio, durante el desarrollo y/o al cierre.
El catequista debe colaborar con el/la integrante del grupo o con el grupo, en su conjunto, tratando de superar esta etapa, para facilitar el pasaje de la pre-tarea a la tarea. Si esto no ocurre, posiblemente se hará más difícil el encuentro con Jesús y los hermanos.
La tarea es un momento de encuentro en tanto proceso. Es un concepto formulado por el psicólogo social Pichón Riviére en 1956.Él define la tarea como la marcha hacia su objetivo, como lo esencial del proceso grupal. Pichón asegura que no sólo los grupos están o no en tarea, sino también sus integrantes.
Si bien la tarea es lineal, porque se desarrolla en una constante de tiempo, contiene una multiplicidad de tiempos con avances, retrocesos, desarrollos desiguales propios de un movimiento dialéctico. Cuando los participantes de un grupo están en tarea se encuentran, se transforman y son transformadores.
El catequista animará al grupo y a cada uno de sus integrantes al encuentro con Jesús y su Palabra, respetando los procesos individuales y grupales; y no perderá el objetivo del encuentro así como tampoco el objetivo de todo el proceso grupal.
La tarea se refiere a una tarea implícita y a una explícita. La tarea implícita consiste en el análisis y la resolución de los conflictos suscitados en el grupo en tanto grupo durante la fase de pre-tarea. La tarea explícita consiste en cumplir con el objetivo para el que el grupo se formó. Cuando esta tarea se va cumpliendo se va cumpliendo el proyecto, que es la fase emergente cuando la tarea explícita del grupo se concreta.
Animar un grupo de catequesis requiere, entre otras cosas, mucha atención y respeto por los procesos individuales y grupales. Observar detenidamente y con respeto en qué instancia del proceso grupal e individual se encuentran los miembros del grupo, en particular, y todo el grupo, en general, ayudará a animar y a acompasar a los catecúmenos y catequizandos hacia encuentro con el Dios vivo.
DIÁLOGO ENTRE LA CATEQUESIS Y LA PSICOLOGÍA SOCIAL
Hoy el catequista o animador de grupo tiene el aporte de diversas ciencias que colaboran en su tarea pastoral. Entre ellas, la Psicología Social aporta elementos que pueden ayudar para el logro de los objetivos propuestos. El lugar privilegiado donde el catequista o animador desarrolla su tarea es en los grupos de adultos, adolescentes o niños.
¿Qué es un grupo?
Según Pichon Riviere, médico psicoanalista argentino del siglo XX, pionero en el psicoanálisis en Argentina y fundador de la Escuela de Psicología Social en el país:
“Un grupo es un conjunto restringido de personas ligadas por constantes espacio-temporales. Articulado en su mutua representación interna, se propone en forma implícita y explícita una tarea que conforma su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles”
¿Qué es un grupo de catequesis?
A partir del concepto expuesto precedentemente se puede decir que un grupo de catequesis es un conjunto de dos o más niños adolescentes o adultos, que se reúnen en un mismo tiempo y espacio vinculados por un objetivo común: el encuentro con Jesús y su misterio salvífico.
La interacción entre los integrantes del grupo se realiza a través de mecanismos de asunción de roles y su correspondiente complemento.
Con la certeza de lo prometido por Jesús “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20) hombres, mujeres y niños son convocados por el Resucitado a vivir procesos individuales y grupales de conversión, seguimiento y construcción del Reino.
Estos encuentros necesitan de un encuadre espacio-temporal. El funcionamiento grupal se articula con el mundo interno y externo del grupo y con sus integrantes, sus roles, sus normas, su economía.
ROLES EN LA DINÁMICA GRUPAL
Rol del líder formal del grupo | Catequista
En toda relación grupal hay presencia de roles. Entre estos, uno destacable es el líder formal del grupo, que es adjudicado por la institución a la que pertenece el grupo. En todo grupo de catequesis, el catequista asume este rol, asignado por la Iglesia.
Kurt Lewin, psicólogo alemán nacionalizado estadounidense desarrolló a principios del siglo XX una clasificación de estilos de liderazgo. En primer lugar, el líder autoritario, que establece de manera unidireccional las decisiones y espera que se las obedezcan. En segundo lugar, el líder democrático, cuyas directrices son debatidas y decididas basándose en la colaboración y participación de todos los miembros del grupo. Finalmente, el líder “laissez faire” es el que deja que los miembros del grupo hagan lo que quieren perdiendo así los objetivos del trabajo grupal.
Un catequista es autoritario cuando dirige el mensaje evangélico desde “el deber ser”, cuando es dominante, controlador y no permite que los miembros del grupo cuestionen sus palabras. También busca la sumisión de los catequizandos utilizando estrategias de culpa, vergüenza o temor. Este tipo de catequista no contribuye al encuentro con Jesús y con los hermanos. Jesús no es un líder autoritario que impone su poder. No infunde miedo ni anula.
Un catequista es un líder “laissez faire” o permisivo cuando permite que el grupo haga lo que quiere. Cuando sus miembros son dejados a su voluntad, el grupo entra en caos y confusión y finalmente en destrucción, no sólo del objetivo sino también del grupo. Se pierde el mensaje, se pierde el encuentro con Jesús. El nazareno no abandona, está atento a la necesidad de todos y cada uno. Rescata a los perdidos, sana a los enfermos, libera a los esclavos.
Un catequista es democrático cuando es sensible al clima grupal, cuando crea situaciones que permiten la participación y colaboración del grupo, cuando minimiza al límite la competencia y la agresividad entre sus miembros. El líder democrático sabe delegar y el rendimiento del grupo no disminuye en su ausencia. Jesús invita a hacerse pequeño como niños, sirviendo al próximo con amor y dedicación. Jesús ama, integra y sabe esperar.
Jesús comunica su experiencia de Dios, alivia los dolores sanando la vida y enseña a vivir con amor, justicia y libertad. El catequista está invitado a seguir a Jesús en su pedagogía.
Otros roles en el grupo
Otro rol es el del líder de tarea, aquel integrante del grupo que propone la realización de lo propuesto por el catequista o guía en función del logro del objetivo. Este líder supone liderados y juntos marchan hacia la realización de la tarea. Es saludable que este rol no se cristalice en una misma persona. En todo grupo de catequesis se pueden identificar aquellos miembros que participan, animan y favorecen el clima grupal y el desarrollo del encuentro.
Es natural en todo grupo la presencia de un saboteador de tarea, aquel que asume la resistencia a la realización del objetivo. El saboteador necesita de cómplices y juntos colaboran en apartar al grupo de la tarea. En los encuentros de catequesis se puede identificar a aquellas personas que traen comentarios, preguntas o propuestas que nada tienen que ver con el tema sugerido por el catequista o guía. Es importante reconocer este esquema de roles entendiendo que no responde a una actitud ejercida contra el catequista sino contra la realización del encuentro. Identificados por el catequista se necesita crear una estrategia para superar esta cristalización.
En los grupos de catequesis también se pueden identificar la presencia de roles de chivo expiatorio, chivadores, ídolos e idólatras, portavoz consciente y portavoz inconsciente.
El chivo expiatorio es aquel miembro sobre el que los chivadores ponen todo lo negativo del grupo. Este rol toma su nombre de la antigua ceremonia judía, en la cual se depositaba en un chivo todos los pecados del Pueblo. El animal era enviado al desierto, quedando así el Pueblo liberado de todo Mal.
El ídolo es aquel considerado perfecto, el mejor compañero, el más inteligente, el “más santo”. Es aquel en el que se proyecta todo lo bueno. Este rol supone idólatras que lo adjudican.
El portavoz consciente es aquel que en nombre de los miembros dice un enunciado de manera explícita y que se ha acordado previamente entre sus miembros.
En cambio, el portavoz inconsciente es aquel que en el grupo, en un determinado momento dice algo, y ese algo es el signo de un proceso grupal que ha permanecido hasta ese momento como escondido. Lo dicho debe ser decodificado por el grupo y especialmente por el catequista. El portavoz no tiene consciencia de la significación grupal que tiene el enunciado.
Es recomendable que el catequista reconozca la presencia inevitable de estos roles en un grupo de encuentro y, una vez identificados, pueda favorecer la no cristalización de aquellos. La rotación de roles es saludable para la vida grupal y para la posterior realización de la tarea.