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VIA CRUCIS PARA NIÑOS

 

(A medida que los chicos van llegando, es muy importante que las catequistas los reciban y los acompañen a ellos

y a sus familias, ayudándolos a ubicarse con comodidad. Todo este primer momento de recepción será acompañado

por una música instrumental muy suave)

 

 

Guía: Queridos chicos y queridas familias, hoy nos reunimos para acompañar a Jesús en el camino de la Cruz. Vamos a aprovechar este momento para rezar, para pensar en Él, para decirle que lo queremos mucho y para aprender de Él…

(Aquí se puede hacer alguna iniciación al silencio)

(Canto adecuado)

 

Guía: Primera estación “Jesús comparte la última Cena con sus amigos” Te adoramos Cristo y te bendecimos…

 

Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Guía: Jesús sabía que muy pronto iba a llegar para Él el momento de entregarse en la cruz, pero antes quiso compartir la última cena con los apóstoles.

Ellos eran amigos, se querían de verdad y les gustaba estar juntos.  Prepararon todo, según la costumbre. En el piso colocaron una palangana y una jarra llena de agua. Era para lavar a quien llegara cansado y con los pies llenos de polvo de los caminos.

Los criados eran los que realizaban esta tarea, pero Jesús con toda humildad quiso hacerlo Él mismo.

 

(Un adulto realizará el gesto. Para ello invitará a tres chicos y les lavará los pies.)

(Canto adecuado)

 

(El sacerdote o una catequista dialoga sencillamente con los niños explicando el gesto.  Jesús, que no vino

a ser servido sino a servir, les lavó los pies a sus amigos, los apóstoles.

De este modo nos enseñó a servirnos unos a otros, a ayudarnos con amor, como Él lo hizo siempre.)

 

Guía: Jesús nos invita a hacer esto entre nosotros. Nos invita a ayudarnos unos a otros, como Él lo hizo.

 

(Un adulto busca a doce chicos y los lleva alrededor del altar, los invita a colocar un mantel,

el pan y el vino que están en la credencia. El adulto va haciendo los gestos a medida que el guía lee.)

 

Guía: Jesús sabía que muy pronto iba a llegar para Él el momento de entregarse en la cruz, pero antes quiso compartir la última cena con los apóstoles.

Ellos eran amigos, se querían de verdad y les gustaba estar juntos. En la última cena, Jesús tomó el pan, lo bendijo y se los dio diciendo “Éste es mi cuerpo. Si ustedes lo comen, aunque ya no me vean como hoy me ven, serán mis amigos para siempre”

 

Guía: También tomó la copa llena de vino, la bendijo y se las dio a sus amigos, diciendo “Ésta es mi sangre, la verdadera bebida”. Jesús compartió la última cena con sus amigos. Les dio todo lo que tenía: su cuerpo, su sangre, su vida, todo su amor… Cuando nosotros recibimos la comunión, Jesús nos está regalando, una vez más su cuerpo y su sangre, como en la última cena.

 

Guía: En la última cena, Jesús nos enseña a compartir. A veces nos cuesta compartir lo que tenemos. Si lo miramos hoy a Jesús, lo vamos a ver sereno y feliz por haber compartido todo con nosotros su vida entera.

 

Guía: En este momento, las catequistas van a entregarnos unos panecitos de cartulina y algunos marcadores. Tratemos de pensar qué cosas queremos compartir con los demás. ¿Qué queremos entregar? ¿Qué tenemos para ofrecer? No sólo juguetes, la compu o la play station… Pensemos, también en aquellas cosas buenas de nuestro corazón que podríamos compartir con los demás. Los invitamos a escribir en el pancito de cartulina lo que quieren compartir para parecernos más a Jesús.

 

(Música adecuada, mientras los chicos escriben. Si es necesario la guía acompaña con alguna iniciación al silencio.

Cuando van finalizando, EL GUÍA INVITA A COLOCAR LOS PANECITOS

ALREDEDOR DEL PAN Y EL VINO, SOBRE EL ALTAR)

(Canto adecuado)

 

Guía: Segunda estación “Jesús nos enseña a rezar” Te adoramos Cristo y te bendecimos…

 

Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Guía: Después de la última cena, Jesús les dijo a sus amigos que quería ir a rezar. A Él le gustaba mucho hablar con el Padre Dios y escuchar todo su consuelo. Los apóstoles sabían que Jesús tenía esta costumbre y lo acompañaron a un monte cercano que se llamaba Getsemaní.

Jesús estaba muy triste porque sabía que se acercaban horas muy difíciles y de mucho dolor. Quería estar acompañado por sus amigos, pero mientras Él rezaba, ellos se quedaron dormidos.

 

(Un adulto busca a un niño, camina lentamente hacia el centro de la escena, se arrodilla y reza, mirando hacia el cielo)

 

Guía: Sus amigos lo habían dejado solo, pero Jesús sabía que su Padre Dios lo escuchaba siempre, nunca lo abandonaba. Por eso, Jesús le rezaba al Padre Dios en ese momento de tanto dolor y de tanto temor. Esta tarde nosotros podemos acompañar a Jesús, rezando con las mismas palabras que Él nos enseñó…

 

Guía: Padre Nuestro, que estás en el Cielo…

 

 

Guía: Tercera estación “Poncio Pilato se lava las manos”. Te adoramos Cristo y te bendecimos…

 

Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Guía: Los sumos sacerdotes judíos eran personas que sabían mucho de la ley. A ellos no les gustaba que la gente siguiera tanto a Jesús, que lo quisieran y aclamaran como rey. Porque Jesús hablaba de la verdadera ley, de la ley más importante, la ley del amor. Por eso dijeron que era un mentiroso y que había que matarlo. Se lo llevaron a Poncio Pilato, que era un gobernante romano. Él no se decidía a matar a Jesús. Pero el pueblo comenzó a gritar muy fuerte: - ¡¡¡¡Crucifíquenlo, crucifíquenlo!!!...Poncio Pilato no sabía qué hacer. A él le parecía que Jesús era inocente, pero como tenía miedo de perder su poder, dijo: _¡¡ Hagan lo que quieran. Yo me lavo las manos!!!

 

(Un adulto hará el gesto de lavarse las manos, tratando de que los chicos lo observen bien.)

 

Guía: Lavarse las manos quiere decir no comprometerse. ¡¡ Total, alguien se va a hacer cargo!! Es mirar para otro lado…Por ejemplo, cuando alguien está en problemas y no lo ayudamos, cuando sabemos la verdad y no padecimos, cuando podemos contribuir con algo que tenemos y no lo damos… Eso es lavarse las manos como0 Poncio Pilato.

 

 

Guía 2: Cuarta estación “La cruz nos enseña cuánto nos ama Jesús” Te adoramos Cristo y te bendecimos…

 

Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Guía: Los soldados pusieron una pesada cruz sobre los hombros de Jesús… él la cargó con mucho dolor, pero sobre todo, con mucho amor. Él no tenía ninguna culpa, no debía haber recibido ningún castigo… Pero aceptó la cruz porque eligió llevar sobre sus hombros todos nuestros pecados.

 

Guía: En cada pedacito de la cruz están nuestras peleas, nuestras mentiras, nuestros caprichos… Nuestro amigo Jesús tomó todo eso para Él, para que nosotros quedemos libres del pecado para siempre.

 

(Un adulto entrará la cruz por el pasillo central, lentamente, haciendo notar lo pesada que es…)

 

Guía: En este momento los chicos y también sus familias, que hoy vinieron a acompañarlos, van a recibir una pequeña crucecita y un marcador para escribir. Les pedimos que allí escriban algo que hoy queremos dejar de hacer para siempre. Con mucho silencio, dejamos quieto nuestro cuerpo, para que adentro de nuestro corazón podamos descubrir eso que nos aleja del Amigo Jesús.

 

Guía: ¿Serán…

  • las mentiras,

  • serán las peleas,

  • serán los golpes que a veces damos en el recreo,

  • serán los insultos que a veces decimos a nuestros compañeros,

  • serán las burlas y las bromas pesadas que, a veces, hacemos a los demás?

 

(Las crucecitas no se recogen.)

 

 

Guía 1: Quinta estación “Jesús se encuentra con su Mamá, la Virgen” Te adoramos Cristo y te bendecimos…

 

Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

(En este momento, un adulto lleva  la imagen de María alrededor del templo,

mostrándola a los chicos y a los padres, dejando que la toquen y la besen y luego,

por el pasillo central, coloca la imagen a los pies  del altar, sobre la tela blanca)

(Canto adecuado)

 

Guía: ¡Cuánto amor hay en esas miradas del Hijo a la Madre y de la Madre al Hijo. Con ese mismo amor nos mira hoy a nosotros María, desde el cielo. En este momento, vamos a rezar por todos los hijos que perdieron a sus madres y por todas las madres que perdieron a sus hijos…

 

Guía: Dios te salve, María. Llena eres de gracia…

 

Guía: En este momento queremos nosotros queremos acompañar a María. Ella está muy triste. Sabe que su Hijo va a morir. Ella está de pie. El Padre Dios le da mucha fuerza en estos momentos tan difíciles. Nosotros hoy queremos acercarnos más a María y pedirle un poquito de su fortaleza y un poquito de su fe para todas nuestras debilidades.

 

(Las catequistas reparten las flores de cartulina)

 

Guía: Por eso, los invitamos a escribir el nombre en la flor que vamos a recibir y a caminar lentamente hacia la imagen de María, para dejar nuestra flor junto a Ella. Cada una de nuestras flores es como un beso que le damos a nuestra mamá del Cielo. Y también un “gracias” por darnos a su hijo Jesús.

 

(Cuando los niños se acercan a dejar la flor, las catequistas recogen los marcadores)

(Canto adecuado)

 

 

Guía: Sexta estación “Jesús muere en la Cruz” Te adoramos Cristo y te bendecimos…

 

Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

(En este momento un adulto se acerca a la cruz del templo y nos invita a mirarla, señalándola y tocándola…)

 

Guía: Si observamos bien esta cruz, vamos a ver en ella a Jesús con los brazos extendidos. Jesús, en la cruz, abrió sus brazos para darnos el abrazo más grande que alguien nos haya podido dar. ¡Gracias, Jesús, por abrazarnos así, gracias por querernos tanto, gracias por haber querido dar tu vida por Nosotros! Él murió por nosotros, para que todos nuestros pecados mueran con él. Los invitamos a todos a enterrar nuestras crucecitas, junto a la Cruz de nuestro Amigo Jesús, el que nos ama para siempre.

 

Guía: Poco a poco, nos vamos acercando a las macetas que están a los costados de la cruz. Allí enterramos nuestras propias cruces, aquellas debilidades que hoy ofrecemos para que Jesús nos ayude a transformarlas. Así nos vamos haciendo más buenos, más fuertes, más santos, más amigos de Jesús, nuestro buen Amigo.

 

(Canto adecuado)

 

Guía: Cuando todos hayamos concluido el gesto, regresaremos a nuestros asientos Jesús está en la cruz y nosotros le confiamos a él nuestros pecados. Una vida nueva y más buena está a punto de empezar para todos nosotros.

 

Guía: ¡Cuánta tristeza vemos en la cruz…!  Allí están…

 

  • los chicos que están solos,

  • los papás y mamás que se pelean,

  • los grandes que no sabemos decir palabras de ternura.

  • las familias sin casa

  • los chicos sin abrigo,

  • las personas que no tienen la posibilidad de ser curadas,

  • los chicos que no pueden ir a la escuela…

 

Pero si la miramos bien, podemos descubrir en ella  algo más… La cruz no sólo encierra tristeza… Allí está el secreto del amor más grande. Jesús es nuestra esperanza… Después de morir en la cruz al tercer día, Él va a resucitar, trayéndonos vida nueva a todos nosotros. Él es la luz, la esperanza, la vida que no tiene fin.

 

(Canto adecuado)

 

(Un adulto lleva una vela encendida, por el pasillo central y la coloca sobre el altar)

 

 

NOS PREPARAMOS PARA LA PASCUA  JUNTO A JESÚS, NUESTROS COMPAÑEROS Y FAMILIAS

 

(Un encuentro de catequesis con niños)

 

Experiencia significativa: Proponemos un juego a los chicos. Les mostramos un afiche similar a éste y les entregamos una fotocopia para que trabajen en forma personal. En primer lugar, tratan de descubrir cuáles son algunos grandes acontecimientos para los cuales nos preparamos (tienen que encontrar las letras que faltan). Después, van diciendo algunas acciones que realizan para prepararse. No es necesario escribir esas acciones en el afiche. El compartir inicial sirve como motivación para que, después, cada uno haga su trabajo personal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando tomaron su Primera Comunión, ustedes y sus familias se prepararon. Vamos a hacer un ratito de silencio, vamos a pensar en algo importante que aprendimos en la catequesis que hicimos antes de la Primera Comunión y vamos a escribirlo en el reverso de la hoja que cada uno tiene.

 

Nexo: En los momentos importantes de nuestra vida nos preparamos. Generalmente nos pasa que, cuanto mejor preparados estamos, mejor vivimos esos momentos. A veces, quedan grabados en nuestro corazón para siempre y son días especiales en los cuales crecemos, aprendemos, nos alegramos, nos emocionamos y, sobre todo, descubrimos algo fundamental en nuestras vidas. Vamos a aprender hoy cómo se preparó Jesús antes de una etapa muy importante de su vida.

 

Iluminación: (Mc. 1, 9 – 12 a)

 

   "En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán.  Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma;  y una voz desde el cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección». En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días…"

 

¿Recuerdan dónde nació Jesús? Cuando era chiquito sus papás, María y José, lo llevaron a Egipto y después se mudaron a una pequeña ciudad llamada Nazareth. Ahí Jesús vivió y creció. Aprendió el oficio de carpintero que le enseñó su papá. Cuando éste murió, Jesús siguió trabajando en la carpintería de José hasta que un día, cuando tenía más o menos 30 años, se despidió de su mamá y fue a otra región de su patria: a Galilea. Había llegado el tiempo de dejar la carpintería y de enseñar la Palabra del Padre Dios. Empezaba una etapa muy importante para Jesús y, por eso, decidió prepararse. ¿Qué hizo? El río Jordán era un lugar al que iba la gente que quería bautizarse. En esa época la gente se bautizaba de grande. Entraban al río y Juan (un primo de Jesús) bautizaba a los que querían cambiar de vida, ser más buenos…

 

Jesús también quiso bautizarse y, mientras lo estaba haciendo, ¿qué pasó? ¿Qué quiere decir “predilección”? ¿Jesús tenía necesidad de bautizarse? ¿Por qué habrá querido hacerlo? (Para prepararse, para empezar a realizar la misión que el Padre Dios le pedía) ¿Y después de bautizarse, dónde fue?

 

El desierto era un lugar silencioso. Allí Jesús rezó mucho. Sabía que empezaba un momento muy importante. También ayunó. ¿Qué quiere decir “ayunar”? ¿Habrá sido fácil para Jesús estar en el desierto durante 40 días? (Algunos textos de la Palabra de Dios nos cuentan que Jesús tuvo allí la tentación de abandonarlo todo. No era fácil la misión que lo esperaba. Después de, más o menos, tres años de enseñar la Palabra del Padre y de curar enfermos en distintas ciudades y pueblos, lo esperaba la muerte y la resurrección. Pero venció la tentación y se preparó para su Pascua rezando y ayunando).

 

El tiempo de Jesús en el desierto, los cuarenta días que allí pasó fueron su “cuaresma”. Todos los años los amigos de Jesús nos preparamos para la Pascua. Ese tiempo de preparación se llama “cuaresma”, cuarenta días como los que vivió Jesús en el desierto.

 

¿Alguien sabe cuándo va a ser Pascua este año? ¿Alguien sabe cuando empezó la cuaresma este año?  Hay tres caminos para vivir la cuaresma y prepararnos para la Pascua (el día de la resurrección de Jesús)

 

  • La oración (como hizo Jesús) Si bien nosotros rezamos todos los días, la cuaresma es un tiempo para rezar más y estar más cerca de Jesús.

  • El ayuno. Esto no quiere decir no comer, sino privarnos de algo que nos gusta. Un rato menos de play, un vaso menos de coca… Cada uno sabe qué le gusta, para tener un poco menos de eso, aunque cueste…. Aunque tengamos la tentación de no renunciar.

  • La caridad. Jesús, cuando vivía con los amigos de su tiempo, nos enseñó a amar a todos, especialmente a las personas que tenemos más cerca y a las personas que más nos necesitan. El amor es caridad. La cuaresma es un tiempo para crecer en el amor a Dios y al prójimo (a los que tenemos más cerca y a los que más nos necesitan). La oración y el ayuno nos ayudan a crecer en el amor. Por ejemplo, si jugamos menos a la play, se la podemos prestar un rato a un hermano o a un amigo. Con la plata que nos dan podemos comprar algo para alguien que lo necesita y no para nosotros… Vamos a tener que pensar cómo crecer en nuestra capacidad para amar y para ayudar.

 

Jesús nos propone vivir esta cuaresma, preparándonos para el gran día de la Pascua. Prepararnos como Él lo hizo. Tenemos su ayuda y la ayuda de esta pequeña comunidad que son nuestros compañeros.

 

Respuesta de fe: Se entrega a cada niño una vela apagada para que lleven a su casa y enciendan el día de Pascua. También se les entrega la letra de “Signos de amor”, mientras escuchan la canción. Cada familia recibirá por mail, antes de Pascua, la canción en formato mp3 para que puedan rezar juntos delante de una imagen religiosa, mientras escuchan la canción.

 

http://www.obispadogchu.org.ar/cancionero/mp3/375signosdeamor.htm

 

 

Tienes que encender una luz aunque sea pequeña,

si ella se apaga este mundo será una tiniebla.

Tienes que arriesgarte a creer y no cerrar más tu puerta,

vale la pena su brillo aunque sea pequeña.

 

No permitas que la noche invada tu vida,

hay mucha belleza en vos para que esté escondida.

No le niegues a los otros tus ojos, tu amor, tu voz, tu alegría.

No te quites libertad ni borres tu sonrisa.

   

Tienes que atreverte a vivir de una forma distinta.      

Llenarte los ojos de amor y sembrar cada día.         

Y verás cómo cambia este mundo

cuando sin temor abras al fin tu puerta,

y mantengas prendida tu luz por pequeña que sea.

 

Y cuando la oscuridad te lastime muy dentro,

deja brillar tu candil que puede ser eterno.

Sólo podrás ser feliz si te atreves a amar sin medida y sin tiempo,

manteniendo la llama encendida a pesar de los vientos.

 

Si quieres te ayudo a cuidar tu pequeña chispa,

hasta que sea llamarada que de fuerza y vida.

Hasta que tu corazón sea un signo de amor para el que camina,

y seamos muchos los que tengamos la luz encendida.

 

REZAMOS JUNTO A JESÚS EN EL GETSEMANÍ

Hora Santa

 

(Una vez concluida la Misa del Cena del Señor, esperar a que se retire la gente que ha participado en la celebración… Apagar algunas luces del templo y poner música adecuada para ir creando clima y para acompañar la oración de los que permanecen adorando al Santísimo. En lo posible, tratar de que todos  los que van a participar en la Hora Santa se vayan ubicando cerca del sagrario.)

 

 

GUÍA 1: Hay autores que pueden ayudarnos a rezar. A través de un cuento sencillo o de una reflexión, nos ayudan a volver sobre nuestra vida, a flexionarnos sobre nosotros mismos para contemplarnos desde algún aspecto en particular y, luego, desde allí, poder discernir qué nos dice Dios a la luz de su Palabra. Por eso, les proponemos esta reflexión de Fray Mamerto Menapace, que ahora vamos a recibir…

 

GUÍA 2: Somos sangre en movimiento. Así como el viento es paisaje que anda. En cambio el vegetal se aferra con sus raíces a un trozo de paisaje, y termina por ser parte de él o por darle su nombre al paraje.

Solamente los seres en movimiento son dueños del paisaje en plenitud, como lo son el río, la nube y el viento. Estos no se aferran a lo parcial, a lo que detiene. Entran en diálogo con todas las realidades, pero no se detienen a tomar posesión de ellas. De todas las cosas se llevan un recuerdo, un sonido, una vibración; quizá un poco de luz o de arcilla.

Los seres en movimiento son seres libres y liberadores. Y tratan a todos por igual. Puede ser, sí, que en su movimiento sean desgarrados por las realidades que pretenden detenerlos. Pero esta experiencia no los enemista con las cosas. Porque saben que hasta las cosas quietas, un día se pondrán en movimiento. Porque todo lo que existe está en viaje hacia una meta.

Si la quietud es posesión, el movimiento es esperanza. Y esperanza de posesión plena donde no existirá ni lo mío ni lo tuyo. Porque allí no habrá dueños. Allí nadie impondrá su nombre a los demás ni al paisaje, porque cada uno tendrá su propio nombre y todos seremos para todos, justamente por ser auténticamente nosotros mismos.

Todo lo que es bello, lo que es noble, lo que es bueno, está en movimiento rumbo a Dios. Porque yo camino hacia allá puedo dejar en libertad a todas estas cosas, sabiendo que con todas ellas me ha de reencontrar a mi llegada. Si me detengo en el camino para poseerlas, quizá ellas me impidan llegar y yo les obstaculice su marcha. Me harán perder mi libertad, por haberlas dominado.

Muchas veces es Dios mismo quien nos lleva a amar profundamente a una persona o a un paisaje, y luego lo separa de nosotros devolviéndolo a su propio misterio. Esa separación puede detenernos en nuestro camino si nos quedamos a llorar su ausencia al borde de nuestra huella. Pero también puede incitarnos a una dolida fidelidad a nuestro propio misterio, que es lo único que nos permitirá un reencuentro más allá de nuestras posesiones.

Cuando somos capaces de renunciar a algo o a alguien, es porque hemos superado la necesidad y llegamos a la frontera del verdadero amor. Amor que nos libera. Entonces podemos empezar a entender lo que es la verdadera libertad, la que nos da el Espíritu.

Jesús nos asegura que convenía que Él se fuera. Sólo así vendría a nosotros el Espíritu de libertad que nos hace amigos de Dios. Ya no nos llamará más siervos, sino amigos. Nos ha liberado.

 

Atahualpa termina así su hermosa canción Cañada Zamora:

 

"Hoy tu recuerdo es mi amigo
y en esta zamba se agranda;
tú fuiste quien me enseñaste
que el hombre es paisaje que anda.

Yo sé que un mismo destino
lleva el fin de nuestro viaje;
que cuando el hombre sea libre
no tendrá dueño el paisaje".

(Dejar unos minutos de silencio para que cada uno pueda releer la reflexión en forma personal)

 

GUÍA 1: La reflexión del Padre Mamerto Menapace está centrada en el tema de la libertad. Nos hace ver la diferencia entre los seres quietos y los seres en movimiento. Los seres en movimiento no están atados al paisaje… Lo transitan libremente sin apropiarse de él.

 

GUÍA 2: Generalmente, las personas tenemos la tentación de aferrarnos a las cosas, a otras personas, al poder, a los cargos, a los proyectos, a la vida… Esto nos quita libertad. Todas nuestras opciones están así condicionadas por el temor de perder aquello a lo cual nos hemos aferrado.

 

GUÍA 1: En este momento vamos a invitarlos a realizar un gesto… Ellos también pueden ayudarnos a rezar. Con la cinta que vamos a recibir, atamos las manos de la persona que está rezando junto a nosotros. Dejamos que permanezca unos momentos con las manos atadas y, luego, dejamos que él o ella nos ate las manos a nosotros…

(Mientras se realiza el gesto: canto o música adecuada)

 

GUÍA 2: Tener las manos atadas nos impediría realizar trabajos, dar caricias, ofrecer ayuda… No seríamos nosotros mismos si debiéramos permanecer con las manos atadas. Es lo primero que se hace con un prisionero: se le colocan esposas que le impiden el movimiento de sus manos. Esto resulta un verdadero signo de su falta de libertad.

 

GUÍA 1: Perder la libertad nos humilla, nos deshumaniza, nos ofende aun cuando la causa de la pérdida de la libertad sea algún error que hayamos cometido. La libertad es propia de nuestra naturaleza humana. Pero la verdadera libertad, como dice el Padre Mamerto en su reflexión, siempre trae consigo alguna renuncia. No aferrarnos es renunciar y así nos vamos haciendo verdaderamente libres para elegir según el Espíritu.

 

LECTOR: (Desde el ambón proclama la Palabra de Dios)

 

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Galacia. (Gal.5)

   "Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esa libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

                                                                                                                    Palabra de Dios.

 

GUÍA 2: El Apóstol Pablo nos enseña a no usar la libertad para nuestro propio beneficio. Si la libertad implica la renuncia, la renuncia implica el amor. Es el amor el que nos hace verdaderamente libres con la libertad de los hijos de Dios.

(Canto o música adecuada)

 

GUÍA 1: Jesús es el hombre plenamente libre. Él nos enseña a vivir porque nos enseña a servir. En una opción de amor absolutamente libre, Él entregó renunció a su vida por amor al Padre y a nosotros.

 

GUÍA 2: (Marcelo Murúa nos propone estas preguntas para la reflexión. Leerlas lentamente.)

  • ¿Qué significa ser libre?

  • ¿Por qué la posesión condiciona nuestra libertad?

  • ¿Cuál es nuestra experiencia personal de "renuncias" en el camino que el Señor nos ha invitado a recorrer?

  • ¿A qué hemos tenido que renunciar para ser más fieles a su proyecto?

  • ¿Qué significa ser liberador?

  • ¿Por qué las personas profundamente libres son liberadoras de otros? Podemos pensar en ejemplos de personas que hemos conocido a lo largo de nuestra vida  y en el mismo Jesús.

  • ¿Qué relación tiene el Espíritu con la libertad?

  • ¿Qué podemos aprender acerca de todo esto para nuestra vida?

 

GUÍA 1: Los invitamos a rezar todos juntos la oración que está al pie de la reflexión, en la hoja que les entregamos.

 

Que tu Espíritu nos haga
libres para amar, Señor

Que tu Espíritu
nos haga libres, Señor.

Ayúdanos a caminar la vida
como peregrinos
siempre en búsqueda.
Ligeros de equipaje,
sin grandes posesiones,
ni ataduras ni ambiciones.

Ayúdanos a renunciar
a todo lo que
nuestra fidelidad al Reino.
¡No es fácil, Señor!
Hay tentaciones…
Pero con tu aliento y de tu mano
continuaremos en marcha,
para mantener viva la esperanza.

Ayúdanos a descubrir
la alegría profunda
de la entrega y donación.
Somos más cuando nos damos más.
Somos más cuando nos poseemos menos
y nos ofrecemos, por amor,
a los demás.
Lo aprendimos de ti,
vivimos para llevarlo a la práctica.

Ayúdanos a ser
hombres y mujeres de libertad.
Libres para ser conducidos
por tu Espíritu.
Liberadores para acercar tu Espíritu
a otros con sed de peregrinos.
Libres y liberadores para amar,
como dice con belleza la Palabra.
el Señor nos liberó
para que fuéramos libres,
para vivir con alegría
la verdadera libertad
que es hacerse servidores
de los demás por amor. Amén.

 

 

PASCUA
GETSEMANÍ
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